Buenos días, mi nombre es Ruth Perona, después de 11 años de matrimonio y dos hijos en común de 10 y 6 años respectivamente,   me separe en el año 2015 ,  fue un momento  complicado , por la carga emocional y económica en la que me encontré de la noche a la mañana. Fuí a ver a un par de  abogados para que me asesoraran ,  la experiencia fue poco menos que horrible , el trato personal dejaba mucho que desear, me explicaban lo mínimo posible  y solo me aconsejaban llegar a acuerdos que no me convenían para terminar con la situación lo antes posible.
Menos mal que un día hablando con una amiga de mi situación  me hablo de Javier Gonzalez, me recomendó  que contactara con él , y así lo hice, desde el principio Javier demostró su profesionalidad y sobre todo su humanidad. Solo puedo describirlo como un  abogado que mira por sus clientes, que te explica todas las opciones posibles de una manera simple y precisa, siempre aconsejándonos de como realizar todo el trámite de la manera más ventajosa y económica , tanta confianza nos dio que mi ex y yo decidimos que fuera Javier el abogado de ambos, a día de hoy aún podemos contar con él cuando tenemos alguna duda de los acuerdos a los que llegamos. Sin lugar a dudas si tuviera que acudir de nuevo a un abogado acudiría a él, y por supuesto se lo recomiendo  a cualquier persona que necesite un abogado.

Buenos días, me llamo Estefanía y me gustaría compartir mi experiencia con Javier. Empecé a trabajar con Javier a nivel empresarial hace 4 años, temas laborales sobre todo y estaba muy contenta. En esa época, trabajaba mis temas personales con otra abogada, hasta que decidí dos días antes de un juicio muy importante para mí puesto que de ese juicio dependía la custodia y visitas de mi hija. Como os podréis imaginar, tomar una decisión de tal importancia dos días antes de un juicio de suma importancia, fue por razones muy graves, para mi desde luego lo eran, atención mala o nula por parte de mi abogada y gestiones con las cuales no estaba ni de acuerdo, puedo incluso decir que me sentí traicionada. Para Javier, aceptar un juicio dos días antes, sin poder prepararlo bien, no era tarea sencilla, pero aceptó, por la relación laboral que nos unía y porque pienso sinceramente que es una persona humana antes de ser abogado y en ese momento sentía la necesidad de ayudarme. Desde el mismo momento de la llamada donde yo le pido que me ayude, me sentí aliviada, por fin alguien me entendía (cosa que no era tan obvio hasta la fecha) y por fin, alguien estaba dispuesto a proteger mis intereses y lo que es más importante, el bien estar de mi hija. Un juicio no es plato de buen gusto para nadie y más cuando la parte contraria todavía ejerce una intimidación o produce inseguridad, que era mi caso, pero gracias a Javier, me sentí protegida, él evito el contacto con la parte contraria en todo momento, echándose él al “ring” por mí, por mi hija.
Consiguió llegar con sus argumentos a un acuerdo sin que tuviera que pasar por la sala, un acuerdo muy razonable y que a mí me convencía.
Desde ese momento, él es quien se encarga SIEMPRE de gestionar todo tema relacionado con esa persona, cosa que a mí, me ha permitido “descansar” y no luchar sola ante dificultades, insultos y peleas que no sirven para nada. Cuento con todo su apoyo, porque me atiende cada una de las veces que lo he necesitado.
Para concluir, tan solo diría que abogados hay muchos, incluso abogados buenos hay muchos, pero abogados como Javier, por desgracia, no se ven todos los días. Ser abogado para mí no es sólo firmar un contrato, ir a un juicio, negociar, ser abogado también es crear un vínculo con su cliente, ponerse en su lugar y entender cuáles son las necesidades de cada cliente y eso es precisamente como trabajar Javier.