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Pasos previos para llegar a un acuerdo y evitar el juicio de tu divorcio en la puerta del juzgado de Familia

Caras enfadadas y miradas desafiantes. Familiares preocupados. Abuelas que no pueden contener sus lágrimas ante la incertidumbre. ¿Qué va a pasar con mis nietos? ¿Por qué hemos llegado a esto? Jamás hubiera imaginado que terminaríamos así.

El tiempo en el pasillo que conduce al juzgado de familia en tu divorcio se hace eterno. Esos minutos previos a que se abran las puertas son terribles. El corazón empieza a latir con mucha fuerza desde el momento en el que la funcionaria sale gritando tu nombre, antes del ¡Pueden pasar a la sala de vistas!

El corazón quiere salir por la boca cuando la funcionaria dice ¡Los letrados por favor, que pasen primero!. Y tras esa puerta que se cierra la imaginación empieza a brotar, son escasos minutos pero no es hasta que tu abogado sale de nuevo por la puerta y puedes ver su expresión que parece que el tiempo se haya congelado en un momento de angustia permanente.

Si sonríe tu mirada se va directamente a ese gesto amigable, quieres creer que todo va bien. Quieres convencerte de que la justicia ha visto que tenías razón. Pero si al salir su expresión es seria y con gesto de preocupación, tus pulsaciones se revolucionan, ¿Qué está pasando? ¡Dios mío!

Si hay un momento verdaderamente angustioso en un juzgado de familia en un divorcio es el día del juicio. Curiosamente se suelen reunir en la misma habitación las mismas personas que durante años se han reunido entorno a una mesa, risas y amor, en fechas tan señaladas como Nochebuena o Navidad.  Sólo que en esta ocasión la alegría y la felicidad es sustituida por la tensión, la angustia y el dolor como centro de la fiesta.

¿Por qué el pasillo previo al juzgado de familia en el divorcio es uno de los lugares donde más acuerdos se cierran? ¿Tiene algún efecto conciliador ese in extremis?

A lo largo de nuestros más de 20 años de ejercicio profesional en Casasempere Abogados hemos percibido que en el juzgado de familia, en el momento del divorcio, existen un alto grado de acuerdos que se realizan en los 10-15 minutos previos a iniciar el juicio. Siempre, claro está, que una de las partes debidamente asesorada esté dispuesta a la conciliación, a rebajar sus pretensiones y a conseguir un acuerdo aceptable para todas las partes.

¿Por qué el mismo acuerdo que se ha negociado durante meses y no ha servido para llegar a un entendimiento, hoy sí es aceptable con unos pequeños retoques? Parece que el “corredor final” del juzgado de familia en tu divorcio consigue ablandar los egos.

“Más vale un mal acuerdo que un buen pleito” es una de nuestras máximas en el ejercicio de la profesión, porque el acuerdo siempre está controlado por la voluntad de ambas partes. Las dos partes ahora enfrentadas han conseguido entenderse y saber ceder parte de sus exigencias para que ambas se sientan ganadoras. Cualquier arreglo por “malo” que se crea que es, que en la mayoría de casos son más buenos que malos. Es mejor que cualquiera de las mejores sentencias que se puedan obtener en un juzgado de familia. El juicio sólo genera más enfrentamiento, más tensión, más dolor y más ganas de guerra.

3 claros motivos por los que evitar la sala del juicio

1.- La justicia es ciega

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 No entra en emociones, tan sólo observa los hechos que se le presentan y aplica la ley.

No quieras que te comprendan, no quieras que te entiendan, la justicia no mira si eres buena o mala persona. Ante situaciones similares aplica resultados similares, con independencia de que seas mejor o peor padre o madre.

Cuando sales de un juicio una de las dos partes siempre sale mucho peor de como entraba en el juzgado, porque sólo caben dos opciones allí, ganar o perder, ¿De verdad crees que en 30 minutos alguien va a poder conocer la realidad de cómo ha sido tu vida en común?

¿Cuánto tiempo has compartido con tu abogado para explicarle en detalle todo lo que ocurría? Meses, incluso a veces casi un año.

¿Cuánto tiempo ha dedicado el juez a conocerte? ¿15?, ¿20 minutos?

Por mucho que se extienda una vista, es imposible que haya alguien mejor que los padres para saber cuál es la mejor manera de seguir educando a sus hijos.

 2.- Si abres el conflicto es muy complicado volver a encerrarlo

Si atacas generas automáticamente un sentimiento de defensa que se suele alimentar con otro ataque. Y ese ataque genera un nuevo ataque, es un círculo vicioso que le encanta a tu ego y del que es muy complicado escapar.

Empiezas a sentir la necesidad de atacar para sentirte bien. El sentimiento de venganza se apodera de ti y el conflicto se convierte en el centro de tu vida.

3.- Tus hijos, los verdaderos daños colaterales reales de esta guerra

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Dentro de la sala de vistas van a salir reproches y argumentos que en muchas ocasiones no reflejan la realidad de lo que se ha vivido en pareja, pero que por estrategia judicial se hace necesario plasmarlos así, para posicionar al juzgador y al ministerio fiscal a tu favor.

Ver como su señoría invita a todas las partes y sus letrados a abandonar la sala de vistas y ver pasar a tu hijo, tembloroso, nervioso, con los ojos llorosos dividido por ese amor por ambos padres. Y ahí ver la pregunta que más bien es un disparo al amor.

¿Tú con quien prefieres estar?

¿De verdad quieres tener este recuerdo en tu memoria?

¿De verdad quieres poner a tu hijo en la tesitura de tener que escoger?

Esta semana tuvimos la suerte de volver a experimentar esa sensación de tranquilidad que genera el reconducir a un acuerdo un proceso que parece que iba a terminar irremediablemente en guerra. Y ese momento vivido una vez más nos ha hecho reflexionar sobre los 3 motivos que consideramos favorecen un acuerdo en el último momento previo al juicio.

Los 3 motivos que consideramos favorecen un acuerdo en el último momento previo al juicio

1.- La INCERTIDUMBRE

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Sumada a la tensión emocional que provoca verse en un medio tan hostil como es un juzgado, rodeado de gente sufriendo hace que tu mente te pida a gritos “ARREGLALO YA y VÁMONOS DE AQUÍ”.

La seguridad y la certeza en el día a día es lo que más busca la gente. No se dan cuenta de que la vida es una INCERTIDUMBRE continua, disfrazada de falsa seguridad.

2.- La ETERNA DUDA

¿Y si le dan la razón a la otra parte?.Nuestra mente siempre busca nuestra supervivencia y las dudas hacen que se plantee como válida opciones que en otro momento en otro entorno no son válidas.

La posibilidad de verse peor y en muchas ocasiones la ayuda del Ministerio Fiscal o del juez que invitan a un último intento de conciliación previo al inicio del juicio, hace que se ablanden las posturas. No hay nada mejor que un juez poniendo las cartas sobre la mesa. Dejando claro hasta donde se puede llegar, con el ánimo de invitar a la reflexión y el acuerdo.

3.- El CONFLICTO

Si se entra en la sala va a ser el gran protagonista, no hay marcha atrás. Una vez que se ha abierto La Caja de Pandora del conflicto, éste se apodera de la escena y volver a tranquilizar las aguas se hace complicadísimo de por vida.

Si vives tu vida desde el conflicto sólo vas a atraer más conflicto.

 ¿Estás seguro que quieres pasarte el resto de tu vida en el juzgado de familia?. En caso contrario, contáctanos.

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