Me es imposible perdonar. Si perdonara yo saldría perdiendo. El 100 % de la culpa de que yo me sienta herido es suya, yo no tengo ninguna responsabilidad. Tiene que pagar por lo que ha hecho. Si quiero protegerme para que no me vuelvan a herir, no puedo perdonar.
Estos son muchas de las justificaciones que vienen a nuestra mente cuando nos sentimos heridos. Arrastramos dolor y sufrimiento por ofensas vividas con padres, hermanos, familiares, parejas, hijos…
Hay personas que se pasan toda una vida sin volver a hablarse.
¿Cómo prefieres vivir cada minuto de tu vida? ¿desde la paz y la tranquilidad o desde el reproche, el odio y el dolor permanente?
¿Qué prefieres tener razón o ser feliz?
Nos empeñamos en pensar que si perdonamos perdemos y no nos damos cuenta de que ya hemos perdido. Y que al no perdonarnos seguimos perdiendo.
Uno de los principales deseos de toda persona en su vida es vivir en PAZ.
¿Vives en PAZ o arrastras sufrimiento pasado en tus espaldas?
En la ruptura de pareja o durante el proceso de divorcio el sentimiento de dolor que experimentas se multiplica en tu mente, si hay hijos menores comunes al dolor de sentirse herido se le suma el dolor como padres.
Te sientes herido por la persona a la que amabas. Aquella persona que se supone que debía protegerte, cuidarte, amarte y respetarte. Te sientes traicionado y muy decepcionado.
Nos empeñamos en vivir la vida desde el dolor.
Nos encanta acumular el peso del sufrimiento a nuestras espaldas. Nos encanta cargar pesadas mochilas repletas de dolor emocional.
En ningún momento nos paramos a pensar que podemos liberar esas cargas que arrastramos y que podemos vivir en paz.
Para caminar en la vida no hace falta arrastrar sufrimiento. Sólo hay que querer perdonar para poder vivir en paz.
Si en el pasado resultamos heridos en la relación con alguien sólo tenemos dos caminos. Perdonar o no perdonar
No perdonar, significa que queremos quedar anclados en el pasado y que aceptamos eliminar de nuestra vida la posibilidad de alcanzar la paz. Elegimos sufrimiento.
Si perdonamos, tanto nuestro cuerpo como nuestro interior se calma y nos liberamos de ese peso del pasado. Conseguimos paz y libertad de espíritu. Perdonar significa que nos liberamos del pasado que nos ata, dejamos de hacer reproches y escogemos la calma de vivir en el momento presente.
¿Estarías dispuesto a perdonar a tu ex aunque sea sólo por el deseo de vivir en paz?
Hay que comprender que en nuestras relaciones a veces nos hieren y debemos aceptarlo. Primero tenemos que conseguir perdonarnos a nosotros mismos, aceptar que nos han herido. Perdonarnos por ese dolor y después perdonar a los demás.
Perdonar a alguien en contra de lo que se piensa es un acto sólo para ti mismo no para nadie más. Es un proceso interior que hace que tu vida sea mucho mejor.
Al perdonar te sientes purificado, renovado, ligero
Si algo cuesta a las personas que viven un proceso de divorcio con hijos menores es perdonar.
Y lo sabemos por experiencia propia. En el caso de nuestro compañero Javier, el dolor acumulado durante décadas de reproches, guerras y conflictos hacía que el solo hecho de tener que asistir junto a la madre de sus hijos a actos cotidianos como padres, como pueden ser una reunión escolar o a una revisión médica, le tensara todo su ser y ese día no estuviera para nada de humor. Se volvía mucho más susceptible y tenso con todos aquellos con los que se cruzaba. Dejaba de ser él, su brillo habitual quedaba oscurecido por un velo de sufrimiento y tensión.
Aunque Javier se trabajaba a nivel interior y leía libros de desarrollo personal que trataban las virtudes del perdón, el dolor sufrido se había agarrado bien a su ser y se negaba a soltarlo. Para su ego era mucho mejor tener ese dolor como aliado.
Pero cuando uno desea de corazón vivir desde el amor, desea alcanzar la paz y la tranquilidad en su vida, no se deja dominar por el sufrimiento pasado. Sigue aprendiendo, sigue estudiando y buscando.
Y entonces, una simple lectura, un audio libro, una charla, un comentario o releer un libro, hace que en un momento dado en tu mente salte un “click”, sin saber como entiendes, comprendes o de repente ves claro algo que antes ni advertías.
En su caso, escuchar en IVOOX el audio libro La Ley del espejo de de Yoshinori Goruchi le hizo crecer.
Le hizo entender una tarde de domingo el por qué de su dolor. A pesar de que creía que había perdonado, se dio cuenta de que en contra de lo que pensaba todavía había escogiendo no perdonar. Y arrastraba a sus espaldas el sufrimiento acumulado de más de 10 años de reproches, conflicto y dolor vivido.
8 pasos para liberar tu vida
Al oír ese audio lloró. Comprendió por qué seguía sintiendo dolor en su vida y decidió aplicar los 8 pasos para conseguir liberar su vida. Aprendió a perdonar:
PASO 1.- Haz una lista con aquellas personas a las que no puedes perdonar y que piensas que te sentirías mejor si consiguieras perdonarlas.
Como hemos dicho al principio de este post, arrastramos dolor y sufrimiento por heridas con nuestros padres, hermanos, hijos, amigos, parejas….etc.
Pues es el momento de hacer colada emocional. Es el momento de limpiar nuestra mochila emocional de toda aquella carga innecesaria. Toca perdonar todo lo que no nos ayuda a crecer y liberar nuestras vidas.
PASO 2.-Coge unas hojas de papel y expresa tus sentimientos hacía aquella persona que has escogido perdonar de tu lista.
Escribe los sentimientos que tenías en esos momentos.
Déjate llevar. Quizá lo que sale no es agradable. Quizá te apetece poner que es un imbécil, un desagradecido, que te sientes triste, decepcionado…
Escribe tal y como lo sientes, no es necesario que te controles y si sientes ganas de llorar, hazlo. No te reprimas. Estamos liberando el lastre que llevas acumulado durante años.
Cuando sientas que has escrito suficiente, para. Rompe la hoja y tíralo a la papelera.
PASO 3.- Ahora imagina y escribe los motivos por los que tu crees que aquella persona actuó de esa manera.
Debes saber en este punto que en esta vida las dos principales motivaciones son 2:
1.-Sentir placer
2.- Evitar dolor
No juzgues, sólo intenta comprender. Todos hacemos actos por inmadurez, debilidad o torpeza. Debemos comprender que en cada momento cada uno hizo lo mejor que sabía hacer con las habilidades que disponía.
Y debes decirte, al igual que yo lo puedo desear o lo quería evitar, él o ella también deseaba sentir placer o evitar ese dolor.
PASO 4.- Escribe aquello que puedes agradecer a aquella persona.
Escribe tanto como puedas. Intenta recordar lo máximo posible.
Por pequeño que sea seguro que hay alguna cosa que puedes agradecer.
En el caso de nuestro compañero Javier, a él le ayudó agradecer que a pesar de todo el dolor que tenía hacia su ex pareja, gracias a ella, existían sus dos maravillosos hijos. Que gracias a su relación ahora podía amar a sus hijos.
PASO 5.- Utilice la fuerza de las palabras.
Dígase “para mi propia felicidad, calma y tranquilidad perdono a ….”
No hace falta que lo sientas, basta con simularlo. En esta vida primero se hace o se disimula para que después se manifieste y se haga realidad.
Debes repetirlo mínimo durante 10 minutos. Si es más tiempo mucho mejor.
Y si quieres hacerlo de sobresaliente, puedes sentarte directamente con aquellas personas a las que quieres perdonar y hacer estos pasos.
Si tras expresar tu perdón no lo aceptan, esa es una cuestión suya. Por haber perdonado tú dejas de ser la víctima y vuelves a ser el principal responsable de tu vida.
PASO 6.- Escribe aquello de lo que quieres disculparte.
Quizás tú lo tienes grabado a fuego en tu mente, pero la persona a la que vas a pedir perdón puede no haber ni sabido que te había ofendido. Explícale con detalle qué fue lo que ocurrió.
PASO 7.- Escribe lo que has aprendido gracias a la relación con aquella persona.
Agradece el haberos conocido. Todos aprendemos algo de las personas con las que nos relacionamos, con las que coincidimos en el camino de la vida.
PASO 8.- Declara te perdono. Perdono a…
La palabra es la manifestación de nuestros pensamientos. Al decirlo lo haces realidad. Al declarar en voz alta que le perdonas lo estás manifestando de verdad.
Y Si tras hacerlo sigues sintiendo que no lo puedes perdonar vuelve a repetir durante otros 10 minutos el decirlo en voz alta. Sigue simulando tu perdón hasta que lo sientas. Hasta que sientas como el peso que hasta hoy cargabas a tus espaldas empieza a liberarse.
Nuestro compañero siguió todos y cada uno de estos pasos y te aseguro que esa misma tarde se sintió liberado. El peso que arrastraba a sus espaldas pareció aligerar de forma extraordinaria.
Se dejó llevar, lloró como un niño, sacó todo lo que llevaba dentro de su mochila emocional y experimentó en su ser una paz y una tranquilidad como nunca antes había sentido.
Y tú,
¿piensas seguir arrastrando el peso de tu pasado o piensas empezar a perdonar?
Escoge DOLOR o PAZ. De ti depende