¿Síndrome de Alienación Parental en tu Divorcio? Te explicamos qué hacer

Alienación parental ¿cómo actuar?, es la primera incógnita que viene a la mente del padre o madre que sufre el rechazo de sus hijos como consecuencia de la campaña de desprestigio a su imagen que es capitaneada por el otro padre o madre.

Tu teléfono suena y vibrando miras y en la pantalla aparece el nombre de tu ex pareja, la madre de tus hijos. De inmediato te recorre un escalofrío desde los pies a la cabeza. Sabes que esa llamada no va a ser nada bueno. Nada más descolgar y decir un tembloroso ¿Si?

Tus hijos no quieren ir a tu casa, así que se quedan conmigo, ¿vale?
¿Cómo?, pero, ¿qué ha pasado?
Que no quieren ir. Así que no te molestes en recogerlos del colegio esta tarde.
No estoy de acuerdo, me pienso acercar estar tarde a la salida del colegio y lo hablamos.
¿Te sientes identificado con esta situación?

Es la típica llamada de un padre que sufre en sus carnes un episodio de alienación parental.

Pero lo primero de todo es clarificar qué quiere decir alienación parental.

¿Qué es el síndrome de alienación parental?
El primero en definirlo fue el doctor Richard Gardner. El SAP o síndrome de alienación parental es:

Trastorno que surge principalmente en el contexto de las disputas por la guarda y custodia de los niños. Su primera manifestación es una campaña de difamación contra uno de los padres por parte del niño, campaña que no tiene justificación. El fenómeno resulta de la combinación del sistemático adoctrinamiento de uno de los padres y de las propias contribuciones del niño dirigidas a la vivificación del progenitor objetivo de ésta campaña denigratoria.

En términos coloquiales podemos definirlo como “no querer a tu padre” o el proceso lento por el cual el otro padre o madre planta el odio de una hija a su padre.

El Dr. Gardner define la Alienación Parental como:

Cualquier constelación de comportamientos, sean conscientes o inconscientes, que puedan provocar una perturbación en la relación del niño con su otro progenitor.

El Dr. Gardner explica que el término es similar a un “lavado de cerebro”. Lo identifica como el proceso que sigue un gurú de una secta para captar a sus adeptos.

Los niños prefieren vivir en las gratificaciones inmediatas y su deseo es apartarse de lo incómodo de convivir con el otro progenitor que impone normas. Eso los convierte en los aliados perfectos del progenitor alienador o maltratador. Se convierten en sus instrumentos ejecutores o soldados en el proceso destructivo de las relaciones padres-hijos.

Cuando hablamos de síndrome de alienación parental y de alienación parental siempre viene a la mente la representación de un padre o madre bueno/a que ha sido desprestigiado/a y lucha por estar con sus hijos contra la firme oposición de el padre o la madre malo/a.

En Casasempere abogados estamos de acuerdo con ANASAP (Asociación Nacional de Afectados del Síndrome de Alienación Parental) y creemos que la alienación es un proceso, no recae sólo sobre una persona (el alienador o maltratador).

En muchas ocasiones a lo largo de la creación del proceso alienador los papeles van cambiando. Se alternan los roles, porque ante el ataque el padre o madre víctima puede defenderse realizando comportamientos igual de alienantes que los que él mismo sufre.

Debemos partir de la base que nadie es perfecto en sus actuaciones y que todos cometemos errores.

El problema es que en muchas ocasiones no somos conscientes de que ciertos comportamientos que creemos inocentes van causando un poso en nuestros hijos. Y sin saberlo, en muchas ocasiones podemos llegar a ser los detonadores de la alienación parental que a la larga puede derivar en maltrato infantil.

Síndrome de alienación parental como forma de maltrato
Puede parecer una locura que un padre o una madre a través del proceso de alienación parental pueda llegar a maltratar a sus propios hijos.

Para arrojar claridad, debemos acudir a la definición de maltrato infantil de La Real Academia de Medicina, recogido en el Diccionario de términos médicos:

la acción u omisión intencionada, llevada a cabo por una persona o grupo de personas, la familia o la sociedad, que afecta de manera negativa a la salud física o mental de un niño. Puede incluir desde agresiones físicas más o menos graves, que pueden llegar a producir el fallecimiento del menor, pasando por abusos sexuales de muy diversa naturaleza psíquica psicosocial: inducción a la prostitución o a la drogodependencia, utilización del niño para la mendicidad, el trabajo o la guerra, prácticas rituales, abandono, vejaciones, insultos, síndrome de alienación parental, acoso escolar, etc. De un modo muy general, el maltrato puede dividirse en dos grandes grupos: a) maltrato por acción, que comprende el maltrato físico, el maltrato fetal (ingestión deliberada de alcohol o drogas durante el embarazo), el maltrato psíquico o emocional y el abuso sexual y b) maltrato por omisión, negligencia o abandono físico, afectivo o educativo. El conocimiento de cualquiera de estos hechos exige su denuncia inmediata.

¿A que jamás podías imaginarte que con tus comportamientos podrías estar maltratando a los que más quieres?

Aunque no lo quieras creer, el síndrome de alienación parental es una forma de maltrato.

Pero estamos seguros, que tampoco eres consciente de las terribles consecuencias que este tipo de comportamientos puede provocar en tus hijos.

Consecuencias del síndrome alienación parental
La mayoría de las personas han oído en alguna ocasión las siglas SAP o síndrome de alienación parental, pero jamás se han parado a conocer las graves consecuencias que a largo plazo dichos comportamientos provocan en sus propios hijos.

Bien, arrojemos luz. Veámoslas. Seamos conscientes. En Casasempere abogados creemos que para cambiar lo primero es ser consciente de la realidad:

Inducir un síndrome de alienación parental a un hijo es una forma de maltrato. En casos de abuso sexual o físico, las víctimas llegan un día a superar las heridas y las humillaciones que han sufrido. Al contrario, un abuso emocional tendrá seguro repercusiones psicológicas y puede generar problemas psiquiátricos durante toda la vida. (Gardner_Addendum2, §2)

El síndrome de alienación parental puede inducir en los hijos víctimas una depresión crónica, una incapacidad de funcionar en un ambiente psicosocial normal, trastornos de identidad y de imagen, desesperación, un sentimiento incontrolable de culpabilidad, un sentimiento de aislamiento, comportamientos de hostilidad, una falta de organización, una personalidad esquizofrénica y a veces el suicidio. Estudios han demostrado que, cuando sean adultas las victimas de alienación, tienen una inclinación al alcohol y a la droga, y presentan otros síntomas de profundo malestar. (Familycourts, §19)

El sentimiento incontrolable de culpabilidad sale del hecho que el hijo comprende, una vez adulto, que ha sido cómplice, a pesar de él, de una gran injusticia infligido al progenitor alienado. (Lowestein1, §13)

Estamos convencidos que después de leer estos dos últimos párrafos como padre o madre que eres estás asustado/a, sientes un vacío dentro de ti. La angustia y la duda te domina.

¿Por qué lo sabemos?

Porque somos padres y nosotros nos sentimos exactamente de esa manera. Estamos literalmente escandalizados.

Quizá la pregunta que deberías empezar a plantearte es: ¿estaré provocando algo así?

Y la afirmación que debe bombardear tu mente después de leer este post es:

Jamás voy a manipular a mis hijos ni a volver a hablar mal de su padre o madre.

¿Cómo detectar el síndrome de alienación parental?
Para contestar a esta pregunta necesitamos dividir el foco de la pregunta a los dos principales sujetos.

Por un lado, el maltratador o alienador que inicia y provoca los comportamientos que lentamente y de forma sibilina van a provocar los graves resultados. Y por otro, los niños que se convierten en aliados emocionales del maltratador y los ejecutores de tan descabellado plan.

Las preguntas a responder son:

¿Cómo identificar a un padre o madre alienador?
¿Cómo identificar a un niño alienado?
Dando respuesta a estas dos preguntas sabremos cómo detectar síndrome de alienación parental.

¿Cómo identificar a un padre o madre alienador?
Para un padre alienador o madre alienadora, lo más importante en su vida es tener el control total de sus hijos. Es una cuestión de vida o muerte. No es capaz de reconocer en sus hijos como seres humanos separados de él o ella. Sienten un profundo dolor por separase o por dejar que sus hijos vayan de fin de semana, vacaciones o visitas con el otro padre o madre.

Suelen ser personas que en su vida cotidiana sienten que están por encima de las normas y no tienen costumbre de obedecer las sentencias de los tribunales. Presumen de que las reglas son para los demás y de que ellos están por encima de ley y orden.

A veces llegan a ser sociópatas y sin consciencia moral. Son incapaces de empatizar o ponerse en la posición de otras personas. Para ello sólo existen ellos mismos, suelen confundir sus intereses personales con los de sus hijos. No distinguen la diferencia entre decir la verdad o contar mentiras.

Tratan desesperadamente de controlar el tiempo de los hijos cuando estos están con el otro padre o madre. Para ellos, dejar que se vayan con el otro padre o madre es como si se les quitaran una parte de su propio cuerpo.

Suele ser muy convincentes en su malestar y sus descripciones. Muy a menudo terapeutas, psicólogos, abogados y policías implicados en estos asuntos llegan a creer su relato y los consideran víctimas en lugar de su verdadero papel de verdugos.

Fingen de manera hipócrita su esfuerzo en empujar a los niños a ir de visita con su otro padre o madre.

No son nada cooperativos y muestran absoluto rechazo a aceptar su examen por psicólogos o especialistas de la salud mental. Debido principalmente a que viven en un estado de ilusiones y mentiras que a veces llega al absurdo y lo increíble, que suelen ser detectadas por un especialista al examinarlos.

Rehusan pasar llamadas telefónicas a los hijos del otro padre o madre para evitar su contacto.

Organizan varias actividades con los hijos durante el período que el otro progenitor debe normalmente ejercer su derecho de visita.

Si rehacen su vida, presentan al nuevo cónyuge o pareja a sus hijos como su nuevo madre o padre.

Tratan en lo posible de interceptar el correo y los paquetes mandados a los hijos por el otro padre o madre.

Desvalorizan e insultan al otro padre o madre delante de los hijos.

Se niegan a informar al otro padre o madre sobre actividades deportivas, actuaciones infantiles en las que participan los hijos o actividades escolares, para evitar la presencia del otro padre o madre y poder seguir malmetiendo contra él por su ausencia.

Hablan de manera descortés e insultante del nuevo cónyuge o pareja del otro padre o madre.

Impiden al padre o madre disfrutar de su derecho de visitas.

Se olvidan de avisar de citas importantes (médicos, psicólogos, dentistas…)

Implican a su entorno (su madre, su nuevo cónyuge o pareja…) en el proceso de lavado de cerebro de los hijos.

Toman decisiones importantes a propósito de los hijos sin previo aviso ni consulta al otro padre o madre (elección de la religión, cambio de escuela, actividades extra escolares…).

Cambian o intentan cambiar sus apellidos o sus nombres.

Impiden al otro padre o madre acceder a los expedientes escolares y/o médicos.

Suelen irse de vacaciones sin los hijos y para evitar el contacto con el otro padre o madre prefieren colocarlos con otros familiares o personas diferentes a su otro padre o madre. Aunque estos estén disponibles y quieran voluntariamente ocuparse de ellos.

Cuentan a los hijos que la ropa que el otro padre o madre ha comprado es fea y llega a prohibirles ponérsela.

Amenazan con castigos a los hijos si se atreven a llamar, escribir o contactar de la manera que sea con su padre o madre.

Reprochan al otro progenitor el comportamiento de los hijos.

El padre o madre alienador o maltratador se erige como protector y salvador de sus hijos.

¿Cómo identificar un niño alienado?
El Doctor Richard Gardner establece los siguientes parámetros que son normalmente realizados por los niños alineados:

Campaña de denigración, los hijos actúan y manifiestan verbalmente insultos, amenazas o descalificaciones.
Justificaciones futiles, dan pretextos futiles, poco creíbles o absurdos para justificar sus actitudes y comportamientos.
Ausencia de ambivalencia, el hijo está absolutamente seguro de la realidad que le cuenta su padre o madre aliendador (verdugo) y su sentimiento hacia el padre o madre alienado (víctima) es el odio.
Fenómeno de la independencia, afirma que nadie lo ha influenciado y que ha llegado solo a adoptar esta actitud.
Sostén deliberado, el hijo se posiciona como el defensor del alienador (verdugo) en el conflicto.
Ausencia de culpabilidad, el hijo no tiene ninguna culpabilidad hacia el denigramiento o la explotación del alienado.
Escenarios prestados, el hijo cuenta hechos que manifiestamente no ha vivido él o que ha escuchado contar.
Generalización a la familia extendida, extiende su animiosidad a la familia entera y a los amigos del alienado.
Según el Doctor Richard Gardner hay tres grados o estadios de la enfermedad.

Estadio I Ligero

La visitas se pasan en general en calma, con un poco de dificultades en el momento del cambio de progenitor. En cuanto el hijo esté con el progenitor alienado las manifestaciones de la campaña de denigramiento desaparecen o se hacen discretas y raras. La motivación principal del hijo es conservar un lazo sólido con el progenitor alienador.

Estadio II Medio

El progenitor alienador utiliza una gran variedad de tácticas para excluir el otro progenitor. En el momento de cambio de progenitor, los hijos, que se han enterado de lo que el progenitor alienador quiere escuchar, intensifican su campaña de denigramiento. Los argumentos utilizados son más numerosos, más frívolos y más absurdos. El progenitor alineado es completamente malo y el otro completamente bueno. A pesar de eso, aceptan irse con el progenitor alineado y una vez cortados del otro progenitor, se ponen más cooperativos.

Estadio III Grave

Los hijos están en general perturbados y a menudo fanáticos. Tienen los mismos fantasmas paranoicos que el progenitor alienador. Pueden sentir pánico con la sola idea de tener que ir de visita con el otro progenitor. Sus gritos, su estado de pánico y sus explosiones de violencia pueden ser tales que ir de visita llega a ser imposible. Si a pesar de eso se van con el progenitor alineado, pueden huir, paralizarse por miedo o ponerse de manera continua tan provocadores y destructores que llega a ser necesario devolverles al progenitor alienador.

¿Qué hacer ante un caso de alienación parental?
Ante algo que produce dolor nuestra primera reacción instintiva siempre es alejarse de la fuente que lo provoca.

En la mayoría de los contenidos sobre SAP, síndrome de alienación parental, AP o alienación parental, lo primero que suelen aconsejar es la distancia de los niños respecto de la fuente generadora del chantaje emocional.

En los juzgados la respuesta habitual que encontramos ante la presencia de este diagnóstico es el inmediato cambio de custodia.

Es la justificación idónea para lograr un cambio de papeles. De padre o madre de fin de semana a padre o madre cuidador.

Se entiende que un padre alienador necesita la combinación de dos elementos imprescindibles para conseguir su objetivo:

Tiempo, para influir poco a poco en la creencia de sus hijos respecto al otro padre o madre.
Cercanía, para poder aprovechar los momentos de mejor predisposición para ir enviando sus mensajes descalificativos en la situación idónea que mejor encaje tiene.
Así que la solución que se adopta es ALEJARLOS del padre o madre alienador.

¿Y esta es la solución?

Desde nuestra modesta opinión es un mero parche que tapona de forma temporal el agujero existente en la rueda que conforma la relación de padres con sus hijos. No se ha actuado desde el verdadero foco, desde la verdadera causa, que es la mala relación como padres. Tarde o temprano el pinchazo se expandirá y volverá a salir el aire.

¿Los juzgados son la solución al SAP o AP?

No. Somos abogados, sí, sí, sabemos lo que estamos diciendo. Vivimos de llevar juicios. Pero precisamente como abogados y tras más de veinte años ayudando a padres y madres en procesos de divorcio y con la contundencia de haberlo vivido en persona alguno de nuestros miembros. Somos los más convencidos de que los juzgados sólo sirven para avivar el conflicto.

Pautas básicas o PRIMEROS AUXILIOS ante el mínimo signo de la presencia de síndrome de alienación parental:

1.- Hablando se entiende la gente

Hay que comunicar lo que está sucediendo al otro padre o madre y tratar de encontrar la causa de dichos comportamientos. Es necesario tratar de hacer ver al otro padre o madre que está recurriendo al chantaje y a la desvalorización de que no es el camino más adecuado para el adecuado desarrollo de los hijos en común.

Hay que intentar hacerle ver de las terribles consecuencias que estas actuaciones pueden llegar a provocar en sus hijos. Nuestra intención con este post es llegar tanto a padres y madres víctimas que sufren este doloroso distanciamiento de sus hijos, como a los padres y madres que lo provocan. Estamos convencidos que si llegan a saber las graves consecuencias que pueden provocar en sus hijos, que van a poner de su mano para evitarlo.

Debes recordarle que lo más importante en vuestras vidas es el BIENESTAR DE VUESTROS HIJOS.

¿De verdad crees que no quiere lo mejor para sus hijos?

En la mayoría de los casos son comportamientos latentes fruto de sus creencias adquiridas en la infancia y que se activan de manera inconsciente. Creemos que si advierte que con su comportamiento a los que más está dañando es a sus propios hijos, estamos convencidos de que tratará de corregir sus comportamientos. Aunque por supuesto, serán necesarios más actuaciones para corregirlo.

Te animamos a que sigas leyendo. El síndrome de alienación parental tiene tratamiento, pero como en todo es fundamental cogerlo a tiempo.

2.- La unión hace la fuerza

Apóyate de tus familiares o amigos más directos, no tienes por qué sufrir en silencio este proceso.

Debes saber que en muchas ocasiones el padre o madre chantajista emocional consigue incluso poner en contra del padre o madre víctima a sus propios familiares. Son situaciones muy habituales ante padres o madres divorciados que han rehecho su vida y que tienen una nueva pareja. El objetivo del chantaje suele ser la nueva pareja, y ante los comentarios negativos emitidos por los propios niños, los familiares directos abuelos, tíos se suelen posicionar en contra de su propia sangre.

¿Te parece fuerte, verdad?

Los niños son el instrumento idóneo para producir estos efectos. Si los comentarios fueran directamente emitidos por el padre o madre chantajista emocional, los abuelos lo rechazarían de plano. Pero al venir los mensajes descalificadores de la boca de sus nietos, los abuelos y familiares se alarman y buscan de inmediato su protección.

Cuando el río suena agua lleva

Mensajes saliendo de la boca de sus nietos del tipo, “abuela, la mujer de papa me pega cuando papa no está. O me grita siempre, me trata mal, no me quiere, me insulta y me dice cosas feas”.

Hacen que los abuelos en lugar de preguntar a su propio hijo o hija pidan la opinión del ex yerno o nuera. Y se levanta el telón del drama. Ya hay vía libre para la descalificación sólo que dirigida al eslabón más débil de la cadena. Aquel con el que el único que tiene fuertes lazos emocionales es el padre o la madre que lo ha elegido como su nueva pareja.

3.- La mejor defensa no siempre es un buen ataque

Ante las manifestaciones de desprecio realizadas por tu ex pareja delante de tus hijos debes reaccionar defendiéndote. ¡Ojo!, pero sin caer en los mismos comportamientos. Ante la violencia no se debe reaccionar con más violencia. La violencia nunca es el camino. La mejor manera de neutralizar una agresión descalificatoria es mediante el AMOR. Centrando el diálogo en aspectos positivos se desvanecen sus efectos.

4.- No muerdas el anzuelo del chantaje emocional

Jamás debes empezar a copiar el modelo, ante la descalificaciones recibidas no puedes responder hablando mal a tus hijos del padre o la madre que te ha descalificado. Así sólo potenciaras más el proceso y recuerda que provoca unas gravísimas consecuencias a tus hijos.

5.- Pues entonces yo más

Los niños necesitan oír que les queremos. A veces es mucho más fácil entrar en el juego de ver quién da más, que centrarse en lo verdaderamente importante. No se trata de aceptar todo cuanto quieren tus hijos. Ya hemos visto que una de las causas por las que los niños entran fácilmente en este juego es para evitar normas en casa de uno de su padre o madre más rígido con las normas y conseguir los beneficios de los premios a corto plazo que se permiten con su otro padre o madre.

Cada vez que te entren ganas de contestar con algo negativo de tu ex pareja. Párate y cuenta hasta diez. Recuerda que con ese comportamiento al que más daño provocas es a tu propio hijo. ¿Quieres hacer sufrir a tu hijo?, estamos convencidos que NO. Pues ya sabes, piénsatelo dos veces antes de decir algo malo.

6.- Hablar con tu hijo no es un interrogatorio, es un diálogo

Y además es el mejor diálogo que puede existir. Un padre o madre con su hijo/a. Espera el momento, crea el ambiente, no pretendas a forzar a tu hijo a hablar. Olvídate de las películas de Hollywood, te aseguramos que no funciona.

7.- No tengas miedo de acudir a un psicólogo

Los especialistas están para ayudarte. Y es de valientes saber pedir ayuda.

Y, además, en este tipo de situaciones es imprescindible contar con su ayuda y actuar en los tres focos.

Es imprescindible que el padre o madre que utiliza el chantaje emocional reciba asistencia psicológica adecuada para sanar sus heridas emocionales que con total seguridad tienen su origen en su propia infancia.
También es necesario disponer del adecuado gabinete especializado para mejorar la relación como padres. Hay que conseguir alcanzar el perdón por la ruptura o el dolor sufrido en la relación de pareja y conseguir una relación sana como padres.
Se hace necesaria la intervención especializada de los niños para mejorar la comunicación con sus padres y ayudarles a superar sus miedos y dudas. La relación de padres-hijos debe basarse en la confianza y la libertad de poder expresar sus sentimientos mutuos sin temor.
8.- Mantén el contacto con tus hijos

Pase lo que pase debes seguir en contacto con tus hijos. No les des argumentos para que su pequeña mente encuentre sentido al chantaje.

A pesar del intento de bloqueo, ante todo y sobre todo debes buscar la manera de llegar a tus hijos. Debes mantener el necesario contacto.

Y si no consigues verlos porque estos ya están en una fase que rechazan cualquier contacto, te aconsejamos que grabes audios, videos, que se los envíes a sus teléfonos, a sus familiares, amigos, o si es necesario que los cuelgues en internet (Facebook, Instagram, Youtube) nunca se sabe de que forma pero seguro que de una manera u otra llegará a él/ella.

Que tus hijos puedan conocerte, saber realmente lo que sientes como padre, sin filtros, sin interpretaciones.

¿Has sufrido algún proceso de alienación parental?

Nos gustaría conocer tu experiencia y si te parece incluso entrevistarte, tenemos una misión de vida. Queremos inundar internet de contenidos úitles y de calidad que ayuden a padres y madres en el proceso de divorcio.

Y estamos convencidos que tu testimonio puede ayudar a millones de personas a conocer de primera mano las consecuencias que tú has vivido y las que tú has visto en tus hijos.

Queremos que sirvan de ejemplo y que entre todos evitemos que este tipo de situaciones puedan seguir dañando a los más vulnerables. Los niños.

Gracias de todo corazón por leernos, ayúdanos a compartirlo y difundirlo por tus redes sociales. Piensa que cuantos más padres conozcan estos datos menos niños sufrirán de alienación parental.

4 comentarios en «¿Síndrome de Alienación Parental en tu Divorcio? Te explicamos qué hacer»

  1. Muchas gracias por su explicación tan basta, como afectado o víctima he comprendido todo.
    En lo particular estoy decidiendo denunciar o no, el daño psicológico ya está hecho y lo que buscamos es la protección a los hijos.
    Las legislaciones son distintas en cada entidad y no aplica por igual.
    Las leyes feministas impiden en mucho proceder con justicia para los niños, niñas y adolescentes.

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