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Recuerdo una pareja que llegó hace muchos años a mi despacho, querían dar el paso de divorciarse y lo querían hacer de una manera totalmente amistosa, de hecho llegaron juntos, empezamos con la consulta y a través de las preguntas a componer el puzle de como había sido su vida y de las diferentes opciones de custodia y reparto de obligaciones tras la ruptura.
En un determinado momento de la visita, cuando llevábamos cerca de hora y media y nos metimos con el destino de la vivienda familiar, por muchas vueltas que le diéramos a la situación la única opción viable era la venta de la casa.
Esta mujer no disponía de los recursos económicos adecuados para poder hacer frente en solitario a la carga económica que suponía quedarse con la casa y compensar por la parte de la misma que le correspondía a su todavía esposo.
Ella se aferraba como si no existiera otra opción a que la casa no se podía vender.
De repente, se levantó y dijo:
Esposa.- Pues no hago ningún trámite, prefiero aguantar en esta situación a tener que vender mi casa.
Con este pequeño esbozo de historia te quiero poner de manifiesto que en las rupturas podemos llegar a hacer cosas irracionales movidos por los deseos de que las cosas salgan o se hagan de una determinada manera cuando la realidad marca un camino totalmente diferente.
Es importante que cuando te sientas o te sientan para poner fin a un proyecto de vida en común, que vengas sin expectativa y abierto a cualquier posible opción, si te sientas como la madre de esta historia cerrada y sin otra opción, lo vas a pasar francamente mal.
El apego tanto a bienes materiales como a personas solo nos lleva a la dependencia y al sufrimiento. Debemos aprender a darnos cuenta que todo en la vida es por tiempo limitado, vivimos por etapas, personas que van y vienen, cosas que hoy forman parte de nuestra vida y que en un momento dado desaparecen.
Cuando una pareja decide separarse, una de las preguntas más frecuentes y delicadas es quién se queda con la casa en un divorcio.
La vivienda familiar representa no solo un bien económico importante, sino también un espacio cargado de valor emocional, especialmente si hay hijos pequeños involucrados.
La respuesta a esta cuestión dependerá del régimen económico matrimonial, de si existen hijos en común y de las circunstancias personales de cada caso.
¿A quién le corresponde el uso de la vivienda familiar en caso de divorcio, separación o ruptura?
La atribución de la vivienda familiar en caso de divorcio no depende tanto de quién es el propietario legal del inmueble, sino de la opción de custodia que se establezca o decida, asi como a criterios de necesidad, protección familiar y, sobre todo, del interés superior de los hijos si los hay.
El Código Civil español establece que, en caso de separación o divorcio, el juez puede asignar el uso de la vivienda habitual a uno de los cónyuges, incluso si no es titular de la misma.
Esta decisión se basa en varios factores, como el régimen económico matrimonial, la existencia de hijos menores, la situación económica de cada parte y otros aspectos relevantes.
Y ante todo a la opción de custodia sobre los hijos menores de edad que se establezca en la sentencia.
En caso de custodia monoparental, nuestro código civil determina que automáticamente el uso queda atribuido a los hijos menores de edad hasta que el menor de ellos alcance la mayoría de edad y al progenitor que quede a su cargo o cuidado.
Sin embargo, en caso de decidirse una custodia compartida, se limita el uso temporalmente y para decidir quien se queda en el uso entran en juego el resto de elementos como son los criterios de mayor necesidad de protección o la existencia de otras posibilidades o medios para cubrir las necesidades de vivienda.
Régimen de bienes gananciales
Cuando el matrimonio se ha celebrado bajo el régimen de gananciales, todos los bienes adquiridos durante el matrimonio, incluida la vivienda, pertenecen a ambos cónyuges por igual.
En estos casos, lo habitual es que, tras el divorcio, se liquide la sociedad de gananciales y se repartan los bienes.
Sin embargo, si la vivienda familiar forma parte del patrimonio ganancial, su uso puede ser atribuido a uno de los cónyuges, aunque la titularidad siga siendo compartida.
Si hay hijos, se prioriza que ellos permanezcan en el entorno familiar, por lo que se suele asignar la casa al progenitor custodio.
Régimen de separación de bienes
En el régimen de separación de bienes, cada cónyuge conserva la propiedad de los bienes que haya adquirido individualmente. Si la casa está a nombre de uno solo, en principio le corresponde a él. No obstante, el juez puede asignar el uso temporal de la vivienda al otro cónyuge, especialmente si hay menores y se le concede la custodia.
La atribución del uso no equivale a una cesión de la propiedad. El titular legal mantiene sus derechos sobre la vivienda, aunque no pueda hacer uso de ella mientras dure la atribución.
Separación con hijos, ¿quién se queda con la casa?
En una separación con hijos, el principio fundamental que rige las decisiones judiciales es el interés superior del menor y la opción de custodia que se decida.
Por ello, el uso de la vivienda familiar suele asignarse al progenitor que se quede con la custodia, independientemente de quién sea el propietario legal.
Este criterio pretende evitar cambios drásticos en la vida de los menores, asegurando su estabilidad emocional y física.
La vivienda habitual es vista por los tribunales como un entorno protector, y su continuidad en ese espacio se considera prioritaria.
Uno de los objetivos del derecho de familia es tratar en la medida de lo posible el evitar más trastornos o cambios en la vida de los hijos menores de edad, por ello, también se pone mucho foco en tratar de evitar que además de la ruptura de la relación o matrimonio de sus padres tengan que vivir el cambio de vivienda, de ser posible se intenta garantizar su estabilidad y rutinas, para que mantengan el máximo de circunstancias similares a las vividas durante la convivencia.
Además, esta medida no es definitiva. Si las circunstancias cambian (por ejemplo, los hijos alcanzan la mayoría de edad o cambia la custodia), se puede solicitar una modificación de medidas y revisar la atribución del uso de la casa.
¿Y si el divorcio es sin hijos?
En los casos de divorcio sin hijos, la decisión sobre quién se queda con la casa dependerá principalmente del régimen económico y de la propiedad del inmueble:
- Si la casa es propiedad exclusiva de uno de los cónyuges, se le reconoce generalmente el uso y disfrute.
- Si es un bien común, se puede pactar su uso en el convenio regulador o solicitar su venta y reparto del valor.
- También es posible que uno de los cónyuges se quede con el uso temporal si demuestra mayor necesidad, aunque esto será valorado por el juez.
En estos supuestos, el factor emocional tiene menor peso frente al económico, ya que no hay menores involucrados.
En el derecho de familia se pone más foco en proteger a los hijos comunes menores de edad o que padecen alguna incapacidad que les hace más vulnerables, por eso, cuando no existen hijos en común responder a la pregunta de quien se queda con la casa es se basa más en titularidades y principalmente quien esté más necesitado de protección de ambos esposos.
Pero debes de saber que si no eres propietario de la vivienda tu uso quedará limitado temporalmente y tarde o temprano tendrás que salir de la casa y buscar una nueva vivienda.
Si quieres saber si te corresponde quedarte con el uso de la vivienda familiar, ponemos a tu disposición nuestra “sesión de claridad”, la consulta individualizada donde nos compartes tu historia de vida y en la que te damos todas las recomendaciones y estrategias para que puedas empezar a caminar en tu ruptura o divorcio.
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Abogado especialista en separaciones y divorcios, con más de 26 años de experiencia al frente de Casasempere abogados.
Número de colegiado: 5.216 del Colegio Oficial de Abogados de Alicante
Especialista en custodias, ya que, además de abogado, es padre y divorciado, y consiguió una custodia exclusiva paterna cuando sus hijos cuando tenían 2 y 4 años, habiendo vivido a día de hoy en sus propias carnes todos los modelos de custodia.